Análisis político,Desaparición forzada, número 20

Días de dictadura… y después: Entrevista realizada a Gonzalo Souto

25 de Agosto de 2016,

por Uriel Morán Alcántara

Les estamos exigiendo que ya

no los busquen en fosas,

que ya no los busquen en basureros,

porque nosotros estamos seguros

 de que están vivos”.

La silla rota” Caso Ayotzinapa

Trabajo en bruto pero con orgullo, 
Aquí se comparte, lo mío es tuyo.
 
Este pueblo no se ahoga con marullos,
 
Y si se derrumba yo lo reconstruyo.
 
Tampoco pestañeo cuando te miro,
 
Para que te acuerdes de mi apellido.
 
La operación cóndor invadiendo mi nido,
 
¡Perdono pero nunca olvido!

Aguantamos cualquier tipo de dolor aunque nos duela 
aguantamos Pinochet, aguantamos a Videla, 
a Franco, Mao, Ríos Montt, Mugabe,
Hitler, Idi Amin, Stalin, Bush, Truman, Ariel Sharón y Hussein
aguantamos más de veinte campos de concentración 

Calle 13

 “El brujo”, como también es conocido, habrá cumplido 16 años en México para cuando esta entrevista salga a la luz. Argentino, nacido en La Plata, Gonzalo no fue militante durante la dictadura, pues su nacimiento se anticipó a ésta por 5 años, pero sí la vivió desde la infancia. Sus recuerdos de aquellos años y los del período democrático, nos acercan un poco a la sociedad y a los efectos que aún hoy en día son visibles en la Argentina.

Desgraciadamente —no como lamento, sino por el acto de injusticia y rabia que supone—, la desaparición forzada es un mecanismo de Estado, de terrorismo de Estado —de nuestro Estado en sus distintos niveles— y cuyo esfuerzo social consiste en principio —pese al dolor, al riesgo, a la vida misma—, en no olvidar en primera instancia al desaparecido, dotarlo de identidad, pues la visión del Estado es apostar como dijo Videla por volverlo un fantasma, una incógnita sobre la que no se puede hacer ni decir algo, dejarlo fuera de la sociedad.

“… el desaparecido, en tanto este como tal, es una incógnita el desaparecido, si el hombre apareciera tiene un tratamiento x y si la desaparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento, tiene un tratamiento z, pero mientras sea desaparecido no puede tener un tratamiento especial, es una incógnita, es un desaparecido, no tiene identidad no está, ni muerto ni vivo, está desaparecido…”[1]

 (…) íbamos por la calle caminando [Gonzalo, su hermano y su madre] y allá pateas todo, todo se patea, una lata […] lo pateas porque el futbol es una cuestión cultural y ella me agarraba de la mano y me decía “No patees nada”, a mí y a mi hermano, [y] yo decía ¿Por qué? Y ella me decía “porque puede ser una bomba”, Y yo la miraba para arriba […] y me imaginaba las bombas del correcaminos, tenía cinco años… […] no tenía idea de una bomba, de un explosivo, no lo tuve en la época de la dictadura…

¿Y en qué momento te cambió esa percepción?

[…] no pasó desapercibida la dictadura, incluso para las personas que no tuvieron desaparecidos o torturados, o presos políticos. El que haya desaparecido tanta cantidad de gente, dejo cierto miedo en muchos.

Me acuerdo en la secundaria, participaba en el Centro de estudiantes[2] [y] mis viejos me decían: “No, no te metas; no te metás, no te metás” —como dicen en Argentina— […], mi generación fue la generación del “No te metás”, que en la adolescencia era ¿cómo no?, ósea ¿Por qué no decirlo? Yo no lo había vivido en carne propia y fue a los 16 años [que] me empecé a dejar el pelo largo, empecé a decir: “Esto no me gusta”, la etapa de la rebeldía del adolescente; a decir ¿por qué esta injusticia? o ¿por qué esto?, ¿por qué aquello? Y mis viejos me decían eso “No te metás”, porque ellos sí sabían cómo había estado, cuando empezó la dictadura tenía yo como cinco años, no lo recordaba como algo tan crudo, aunque sabía esto del amigo de mi papá [al amigo del padre, representante sindicalista, había sido levantado y desaparecido por la dictadura]. Mis viejos me contaban todo lo que sucedía, si yo preguntaba ellos me hablaban, me mantuvieron al tanto. Pero digamos que afecta a la sociedad una desaparición, la desaparición forzada de 30 000 personas. [Era] una sociedad en toque de queda, […] no podía haber tres personas reunidas porque te caía la policía, averiguación de antecedentes, salía un micro y agarraban a todo al que encontraban en la calle.

Después del 83, con la democracia eso se terminó, la desaparición de las personas, las organizaciones y mucha gente trató de poner al tanto de lo que había pasado. […]

[…] Me acuerdo un día el director de mi escuela, secundaria, cuando yo tenía 16 años, cuando yo tenía el pelo por acá larguito (por debajo de la oreja), un día me lo encontré en el baño y me dijo en los mingitorios, uno al lado del otro […] con una mano me hace así y me dice “Este pelito está muy largo” y yo me la sacudí y le dije “Cómo se nota que sos de la dictadura”, ósea en pleno período democrático, “cómo se nota que te formaron en la dictadura”, como diciéndole, facho, que milico que sos, que te venís a fijar en mi pelito; pero yo tenía ese tipo de contestaciones por eso me decían mis viejos también “No te metás”.

La percepción para mí cambió en mi adolescencia. Sí, en el período democrático uno se empezó a enterar de todo lo que pasaba, un día leí el libro “Nunca más” que eran todas las torturas, todas las cosas que habían vivido los sobrevivientes, los procedimientos de los vuelos de la muerte que […], desaparecían a la gente en fosas clandestinas y en determinado momento de la ESMA, de la Escuela de Mecánica de la Armada salían unos helicópteros y avionetas y aventaban los cuerpos con piedras en el mar, de hecho algunos pedazos o cadáveres llegaron a las costas del Uruguay […]. Después, mucho después, una persona, que hizo una investigación, el periodista Horacio Verbitsky que escribió Vuelos, lo que sucedió con la operación vuelos de la muerte. Dos militares empezaron a hablar y a decir qué era lo que había pasado, cómo habían operado, que había sido un sistema organizado, que todos los militares participaron, los involucraron a todos, para que todos mantuvieran silencio, los involucraron a todos. Pero eso significa reconocer que fue un sistema de terrorismo de Estado, es bastante groso, que sucediera eso y […], los que justificaban teóricamente ese operar de los militares, le llamaban “La teoría de los dos demonios”: no es que solamente el Estado que está atentando contra la gente, sino [que] también la gente atenta contra los militares con las fuerzas de la sociedad, del gobierno, del estado, era un ida y vuelta, y los teóricos hablaban de la teoría de los dos demonios, hablaban de una guerra interna. Más allá de eso, […] en todos los países de Latinoamérica en ese momento se dieron situaciones de ese tipo.

El ejército siempre ha estado para defender la soberanía de cada estado-nación y en los años sesenta, setenta en Latinoamérica, [se decía que] el enemigo era un enemigo interno, eran grupos armados que generaban como cierta molestia en la sociedad digamos; afectaban a la clase alta, secuestraban a varios empresarios, para financiarse, también había bastantes asaltos a sucursales bancarias. Digamos que en Argentina fueron los Montoneros como primos de los tupamaros.

Cuál era la mentalidad de la sociedad en general ¿trató de enfrentarlo?

Después del 83 que vino el proceso democrático, el 30 de Octubre fueron las elecciones y [Raúl Alfonsín] tomo el poder el 31 de diciembre del 83. Bueno, más allá de la desaparición de personas que empezó con el que fue el Proceso de Reorganización Nacional, que fue el nombre de la Dictadura del 76, el 2 de Abril del 82 fue la guerra de Malvinas y, sí afecta el que tú país esté en estado de guerra, por ejemplo no se podía escuchar música en inglés, los militares prohibieron la música en inglés. Y, hubo como un resurgimiento del rock nacional, que le hizo bien al rock nacional.

Muchos rockeros estaban en contra de la dictadura, de la desaparición de personas, hubo un auge en el folklore, hubo una repatriación de artistas exiliados como Mercedes Sosa, León Gieco o gente que se quedó afuera y siguió participando afuera. En el 82, no tuvimos esa onda ochentera de glamour tan marcada como aquí […] yo recuerdo a las personas caminando por la calle creyéndose grandes artistas, en la Argentina se les llamó chetos, como fresas o caretas; gente tapado de pieles, todo muy glamour y en Argentina no sucedió, yo recuerdo de escuchar mucho más rock argentino, mucho más la música local. Hay mucha oferta de cultura argentina dentro, es muy difícil conocer cosas de la cultura de afuera, a veces en Argentina es como muy cerrado. […]

Por ejemplo artistas como Charly García que había terminado con su primer grupo, Sui generis, que eran canciones más como adolescente rebelde, empezó una etapa como de rock más sinfónico, que venía a nivel mundial el rock sinfónico y Charly armó el grupo que era La Máquina de hacer pájaros, y me acuerdo de esa época que le preguntaron “¿por qué la máquina de hacer pájaros?” y él contestó “Porque de aquí hay que volar”, fue la respuesta en una entrevista que le hicieron […] yo tenía 6 años y, Spinetta formó su grupo que se llamaba Invisible, que era como eso, un poco volverte invisible ante la situación social. Charly en Seru [Girán] sacó canciones como canción de “Alicia en el país” o “Encuentro con el diablo”, porque una vez hubo una junta de militares, que no entendían las canciones y movimiento [de] artistas que tenían los rockeros, y entonces los citaron los militares, y le preguntaron. En “Encuentro con el diablo”, dice:

Yo nunca pensé encontrarme con el diablo

tan vivo y sano como vos y yo

Tenía la risa que le dan los años

Y la confianza que le da el temor.

 

Nunca pensé encontrarme con el jefe

en su oficina de tan buen humor

pidiéndome que diga lo que pienso

qué pienso yo de nuestra situación.

Como, ¿qué onda, qué estás diciendo a ver?, y decían cosas veladas, con un lenguaje muy particular como manifestando un descontento, pero no pudiéndolo decir a vos en cuello porque recibían amenazas.

[…] creo que los artistas generaron un lenguaje en códigos para poder decir lo que piensan de una forma velada, creo que con cierta inteligencia, “Alicia en el país es eso, Charly la hace después de una conversación con Alicia Gieco, que era esposa de León Gieco:

 Quien sabe Alicia este país

no estuvo hecho porque sí.

Te vas a ir, vas a salir

pero te quedas

¿dónde más vas a ir?

Muchos no la agarraron en su momento, muchos la agarraron la letra después.

De niño recuerdo un pensamiento, de cundo empezó la dictadura. Cambiaron todos los programas de televisión, gente que se tuvo que exiliar y fue muy fuerte el tema del exilio, de la desaparición de personas. Yo me acuerdo de que salió un programa de televisión que era turístico, pero te mostraba turismo de todo el mundo, que se llamaba “La Máquina de mirar”, lo conducía Andrés Percivale y el slogan del programa era, Una ventana para mirar el mundo y eso me remitía a estar como encerrado. Entonces pensaba: al mundo lo mirás por la ventana, nosotros estamos a dentro, entonces era ¿nosotros estamos fuera del mundo? Charly tiene una canción que también se llama “La máquina de mirar”.

¿Tú percibiste la manera en que la gente se iba enterando de lo que ocurría en la dictadura? Pues en otros lugares parte de la sociedad se negaba a aceptar que la tortura y cosas así habían pasado

Yo entiendo que no han podido entender que el ejército operó como si el enemigo interno fuera un enemigo externo, con códigos de guerra […] Como si fuera una guerra con otro país y operaron así con la población. Hicieron lo que sabían, a su forma a su modo, a partir de la formación que tienen. Eso pasó en todos los países de Latinoamérica, creo que acá pasó algo similar; más allá de que acá haya sido una dictablanda, era eso lo que pasaba, se operó como si los estudiantes estuvieran armados, bueno no fue solamente el 68, también fue el Halconazo del 71, y fueron muchas regiones [de Latinoamérica].

Comentaste alguna vez, las maneras de actuar de los grupos armados

Los grupos armados iban casa por casa, vendían electrodomésticos, muñecos de peluche, libros, y te pedían el recibo de sueldo del marido o de la mujer, del que estaba trabajando para tener un respaldo de que podían cobrártelo, si veían que eras de la policía, militar o de alguna fuerza pública, eras propenso a ser atacado por grupos armados. Eso muchas veces, cuando se habla de la dictadura no se dice, pero si, por eso se hablaba de la teoría de los dos demonios…  que era cómo justificar la violencia de estado.

¿Cuál fue el respaldo de la gente a los grupos armados?

Por ejemplo esa parte de los Montoneros de la que te estoy hablando, si yo te hablo de eso solamente, sería como muy gorila, como ponerme de un lado. Los Montoneros tenían respaldo de mucha gente que estaba en situación de pobreza, porque habían hecho un trabajo barrial muy fuerte o en villas, en lugares marginados donde sí se escondieron muchas personas. En villas miseria, como aquí serían ciudades perdidas y los empresarios que eran los que por secuestros financiaban los movimientos guerrilleros, estaban a favor de los militares, ósea querían, “vengan y pongan orden”.

Sucedió otra cosa, durante la dictadura militar, fue el mundial de futbol en Argentina, en el año 78, y lo ganó Argentina, compró un partido, que tenía que ganar por 4 goles de diferencia a Perú y lo ganó, 6 a 0. Mientras, se torturaba gente en centros clandestinos, en todos lados hubo cárceles clandestinas.

¿Qué ha pasado con esos lugares?

Han hecho museos, se reconoce la lucha de madres de plaza de mayo o abuelas de plaza de mayo. […], creo las mujeres al dar vida, tienen mucho más claro el valor de la vida. Eso sí, no les importaba morir, hay historias de las abuelas/madres de la plaza de mayo que se pusieron el pañuelo blanco en la cabeza, porque la idea era ponerse un pañal; en esa época eran de tela, no eran descartables, y lo que las identificaba era el pañuelo blanco, y aun así las desaparecían. Gente que estaba en plaza de mayo las desaparecían, […] llegaron personas vestidas de civil, se presentaban como policías, les pedían identificación, y se las llevaban, lo que hicieron fue, que todas les mostraban la identificación. Como “No vas a venir y llevarte a una, nos llevas a todas” obviamente se la jugaron, mucho, después si he conocido gente que ha tenido familiares desaparecidos.

Tuve una novia que nació en cautiverio, la chica con la que yo me vine, sus papás eran Montoneros, sí estaban metidos en la lucha armada, y obviamente es una familia que aún hoy sigue teniendo secuelas de lo que vivió, ambos papás tienen una hermana y un hermano que están desaparecidos, los dos estuvieron presos en una cárcel clandestina, [cuando] se escapaban para Chile, al momento de cruzar la cordillera los agarraron, los metieron a la cárcel clandestina en Mendoza, una enfermera le dijo a la mamá, dame un número de teléfono para que yo entregue a la niña, para que viva […] le dio el número de teléfono de la abuela; con todo el miedo de que se llevaran a la abuela. Y no, llamó a su abuela para que la fuera a recoger.

Para eso ella [la exnovia] sufrió ciertas cosas, dentro del cautiverio que tuvo como bebé, la vendieron en primera instancia (había comercio de niños, de los papás que desparecían, al resto de niños los vendían), La dieron a una familia de militares, pero ella lloraba permanentemente porque tenía un problema, tenía el intestino obstruido. Esta familia no la quiso y la devolvió, en ese momento fue cuando la enfermera le dijo, dame la dirección de la abuela para que la venga a buscar. Bueno la operaron en el hospital militar, tenía una parte de intestino adentro y se había cerrado. Entonces la operaron, como un carnicero, porque le dejaron una cicatriz acá, así [señala la parte baja del abdomen, lado derecho y de alrededor de unos 20 centímetros] muy fea. Por la anestesia le habían puesto bolsitas de agua caliente, una se reventó y le quemó las nalgas, entonces tiene todas las nalgas quemadas, y por ejemplo ella, digamos que guarda cicatrices físicas de la historia del país y psicológicas también, esa gente quedó con secuelas, muchas personas que yo conozco que están dentro de la asociación de hijos de desaparecidos, tienen ciertos toques paranoicos o delirio de persecución.

El hecho de que hayan desaparecido una gran parte de la sociedad que era activa políticamente, que era intelectual políticamente, si afectó a la sociedad, a los que quedaron vivos. Creo que hubo una manipulación política mucho más fuerte en los períodos democráticos

Hay un fenómeno muy fuerte que sucede [en la actualidad] en Argentina, hay un problema en la policía que se le llama “gatillo fácil”, el policía dispara, y es porque así se acostumbró en la dictadura, y hay zonas incluso en la ciudad, del conurbano de Buenos Aires, en donde en una cuadra dos o tres chicos mató la policía en este periodo democrático, se le llama así, el gatillo fácil. Sí deja secuelas una dictadura militar.

Y a pesar de todo solamente unos cuantos militares son enjuiciados. Galtieri el último militar, saca un Decreto para indultar a todos los militares que hubieran tenido relación con los casos de tortura o desaparición…

Fue un sistema mucho más fuerte, fue mucho más que legal […] la dictadura militar lo que hacía era cortar los derechos civiles: ahora lo mandamos nosotros y hay una ley marcial, nosotros decidimos lo que es la justicia, nosotros decidimos lo que son las leyes, lo que se puede y lo que no se puede, eso es lo que fue la dictadura militar, no había derechos constitucionales, no había constitución.

El que en un proceso democrático hubiera un sanción contra la tortura y desaparición de personas, era algo que los militares prevenían, no solamente Galtieri. Lo que sucedió es que, durante el gobierno de Alfonsín que fue el primer mandatario democrático después de la dictadura militar; la elección fue el 30 de octubre del 83 y asumió el 30 de diciembre del 83; como presidente democrático sí empezaron los juicios a los militares, la edición de los testimonios fue el libro Nunca más. Empezó a haber como ese conflicto entre sociedad, militares y fuerzas públicas, el disgusto con la policía es mayor que aquí [en México], por comparar. Y si vos eras un militar y te agarraban, decías: “No, yo soy… doctor y pueden pedir referencias en este teléfono” y era un teléfono que estaba reservado para esas cuestiones [en] que la sociedad te agarraba y te reconocían como torturador, podían decir: “Yo no soy, yo en ese tiempo viví fuera de aquí, viví en España…”

Y con el gobierno democrático…

El gobierno lo que hizo fue, reducir recursos al ejército y los dejó muy pobres. El ejército en Argentina es distinto a las características que tiene el ejército en México, por ejemplo, allá son castas, son familias de alta alcurnia que están dentro del ejército, que manejan el ejército como si fuese una monarquía y aquí en México el ejército es netamente de origen popular y es distinta la relación entre sociedad y ejército

Yo me acuerdo que allá, antes, el servicio militar era obligatorio. Se hace un sorteo y los números bajos se salvan de participar, lo que les pasó a los militares, es que cada vez tuvieron que ir subiendo los números bajos por que no podían tener a tanta gente dentro de las fuerzas armadas, cómo mantenerlas, cómo alimentarlas, y sí eran unas chingas las que se metían al hacer el servicio militar. Yo me acuerdo que no lo hice porque me salvé, pero tuve que ir al distrito militar a que me hicieran una revisión médica, a firmar que había ido y que me salvaba, que tenían un registro de mí. Cuando entre al lugar, escuché un milico que gritó “¡Civiles!” como diciendo “basura”, dijo civiles pero era “basura”, lo que estaba diciendo. El trato de los militares hacía la gente era muy feo, muy feo y yo que estaba ahí adentro con unos paredones de 6 metros me sentía encerrado y decía “Ya me quiero ir, ya me quiero ir da acá, no quiero aguantar esto de que me estén gritando” y eso fue mi único contacto con los militares.

Más allá de que fuera en periódico democrático, […] el que los militares se hayan formado y hayan tenido una actividad muy fuerte torturando y haciendo desaparecer gente, no los dejó muy sanos que digamos, por eso el problema del “gatillo fácil creo que es una secuela del tipo que se pone el uniforme y tiene un arma y cree que tiene derecho a disparar […], sí les afectó, pero creo que todos hemos sido víctimas de ese periodo.

Por más que no he tenido te digo familiares o gente desaparecida […] que todos sufrimos las consecuencias, incluso después, durante la democracia. Lo que te decía hace rato, era, del Decreto que sacó Galtieri, después el gobierno radical de Raúl Alfonsín, que fue el primer presidente elegido, sacó una ley que se llamó de “De Obediencia debida”, como las fuerzas armadas son un sistema verticalista dónde las órdenes se cumplen, no se cuestionan, liberaba a los torturadores, a la gente que había operado y se castigaba, se sancionaba o se juzgaba a los altos mandos, porque ellos eran los que habían dado las órdenes. Fue muy controvertido eso, era un juego político, los militares tenían poder en el primer gobierno de Alfonsín, aunque se les fue reduciendo el poder económico.

El segundo gobierno, que fue el gobierno de Menem que tuvo dos mandatos; no se podía reelegir antes y Menem cambió la Constitución, hizo reformas, muchas reformas y pudo tener un segundo mandato, pero lo redujo a cuatro años, entonces él estuvo los primeros seis, fue reelegido y estuvo otros cuatro. Él sacó el indulto, hay otra ley que después sacó Menem y después sacó el indulto […], lo interesante de esto es que el indulto los perdonaba de todo, de lo que habían hecho, menos de algo… del comercio de niños, eso sí no, entonces se los trató de juzgar por el comercio de niños, se trató de llevar a cabo ese tipo de investigaciones y por eso sí juzgarlos y cuando empezó esto de una justicia global, que empezó el juez Garzón en España, muchos argentinos declararon, hicieron su denuncia en España con el juez Garzón tratando de hacer una justicia global, que si no eran sancionados dentro del país, que fueran sancionados a nivel internacional […], también durante el gobierno de Menem, le dieron una indemnización a los presos políticos o a los hijos que tuvieran un padre desaparecido por la dictadura, les dieron una retribución económica. Eso dividió a la gente que estaba juzgando, porque muchos aceptaron como diciendo[les], “aceptás el dinero y calladito la boca, no protestés más”, una fuerte cantidad de dinero, […] eso dividió mucho a los luchadores, porque otros decían que no le podían poner precio a la sangre de sus hijos, a la vida de sus hijos, era como, “¿cómo voy a cobrar y quedarme callado?” Y mucha gente no lo cobró y mucha gente sí lo cobró, fue una estrategia política para callar a muchas personas, después fue lo del indulto.

Hoy día se sabe que los Estados aún asesinan o desaparecen a personas ¿considerarías que eso de alguna manera es evitable, como tal vez con lo ocurrido con el juez Garzón en España, o es algo que debiera ocurrir dentro de la misma sociedad?

No, es que la ley no evita, la ley lo que hace es sancionar lo que pasó, pero la ley no trabaja para evitar un hecho futuro. No considero que la ley sea un medio para evitar ese tipo de cosas. Lo que lo evitaría es el temor a la sanción, pero eso ya queda en la conciencia de cada uno y en la educación de cada uno, eso es lo que veo […] utilizar el temor para legislar, es muy similar a la desaparición de personas, pero más light.

Hoy por hoy yo veo a Argentina, en unos días cumplo 16 años de haber llegado aquí, no quiero volver más, yo quiero estar acá. La sociedad está dividida en dos entre los kirchneristas y los macristas, como si fueran dos equipos de futbol y yo veo actos de corrupción desde los dos lados, pero digamos con distancia.

Si yo hubiera vivido estos años allá, no me hubiese podido escapar de esta polaridad de ideas entre kirchnerismo y macrismo, el haber estado en México me ha hecho verlo de a fuera. A nivel mundial antes éramos reconocidos por escritores, por intelectuales y hoy por hoy no es así, culturalmente ha caído mucho lo que es la Argentina, no era lo que era antes, incluso el nivel educativo en nuestras escuelas ha caído muchísimo, mientras se discute en esa polaridad de ideas, se pierden en cuestiones que están pasando. Veo incluso hasta actitudes de cinismo, en el gobierno ahora de Kirchner, estaba leyendo una declaración y decía “es que con el gobierno anterior nos acostumbramos a comer barato” y le llaman al aumento de precios, a la inflación y regularización económica sinceramiento, me parece cinismo, pero también no veo una resistencia sólida; en el kirchnerismo veo mucha borregada también. Te hablo de kirchnerismo cuando Kirchner se murió y queda Cristina, pero se le llama así a ese proceso de ideas, donde sí, hicieron un trabajo más con la gente, pero los actos de corrupción fueron también fuertes.

[1] “Pregunta a Videla sobre desaparecidos” https://www.youtube.com/watch?v=3AlUCjKOjuc

[2] “Es una comisión estudiantil, creada voluntariamente por los alumnos del mismo establecimiento para un logro gradual y progresivo de los fines comunes”. Asimismo, el Centro busca hacer respetar los derechos estudiantiles, así como organizar y promover distintas actividades de tipo deportivo, cultural o de interés general. El Centro Estudiantes está conformado por estudiantes votado por los estudiantes mismos, sin distinción del grado que se cursa; se encuentra regido por un estatuto, que es la ley principal y se encuentra conformado por distintas secretarías, un vicepresidente y presidente que entre sus labores se encuentra la de representar al Centro ante las autoridades gubernamentales o escolares.

http://www.buenosaires.gob.ar/areas/educacion/escuelas/escuelas/media/bachiller/col18de11/centro.htm

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