Análisis político

La CNTE y la defensa de la educación pública

A los profesores que ya no están,

a los que están y a los que estarán en lucha.

Por Gerardo Rayo

La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y Organizaciones Democráticas (CNTE)[1] lleva 34 años luchando por preservar y mejorar las condiciones laborales de los profesores, de estudio de los alumnos, de impedir el desmoronamiento de la actividad docente y de evitar la privatización de la educación, en un escenario visiblemente oscuro donde lo antiguos aliados desaparecen, o son desaparecidos.

        La Coordinadora surgió como la respuesta organizada contra el “charrismo” sindical de Jonjitud Barrios y Vanguardia Revolucionaria en diciembre de 1979, a la vez que se oponía al autoritarismo del PRI.[2] La CNTE “expresaba la contradicción existente entre un aparato sindical esclerotizado y vertical y una base social más informada y politizada.”[3] Una parte de los profesores fundadores de la Coordinadora venían de una tradición de lucha campesina contra fuertes cacicazgos, por ello, la fuerza real de la Coordinadora estriba en su capacidad de movilización y no en sus estatutos.[4] No es casual que al interior de la misma Coordinadora existieran organizaciones o tendencias marxistas[5] En este sentido, la CNTE representa un espacio de confluencia que toma parte en acciones al interior de su organización, pero que también lo hace en el contexto nacional.[6] Y en ese sentido, los profesores han emprendido una lucha implacable contra el desmantelamiento de una necesidad básica: la educación.

            Existe, desde hace unas décadas y hasta nuestros días, un ataque sistemático contra el magisterio, que va desde invenciones vulgares hasta relacionar un problema con otro de manera artificial.[7] Por ejemplo, el documental de nombre De panzazo, intenta establecer una relación de culpabilidad del magisterio en su totalidad y la corrupción con el bajo nivel educativo en México. Conclusión estúpida, porque no hace diferencias entre los profesores mal pagados y la burocracia sindical. ¿En qué se puede parecer un maestro rural de las regiones pobres de Guerrero a los burócratas del SNTE que gastan millones en su enriquecimiento? Además, una cosa es el SNTE y otra muy diferente la SEP.[8] Sin embargo, esa es la postura de los periodistas que se sienten, o se piensan, “especialistas” en la educación.

            Es necesario ver las últimas décadas de la historia de México para comprender que los ataques contra todos los resquicios del Estado de bienestar, en menos de una década, han sido convertidos en recuerdos. Y es un proceso que amenaza con arrasar con todos sus opositores. El peligro está ahí: la actual y anteriores administraciones del PRI, PAN y PRD han logrado dotar al proyecto neoliberal de la idea de cotidianidad, es decir, que mediante pasos sucesivos se han ido imprimiendo en la vida común y corriente la privatización, el despojo, el desempleo, el robo y saqueo, de lo que en otro tiempo fue, la herencia de la Revolución Mexicana, como el petróleo y la educación. Y con ello, desmantelan las instituciones y modifican leyes para cometer atropellos legales e ilegalizan la protesta social.

            La educación entonces es modificada según parámetros mercantiles y para producir más.[9] Eso es para los políticos la “educación de calidad”. De ahí que las reformas, las evaluaciones y las competencias rijan las perspectivas pedagógicas actuales como es el caso de la RIEMS[10], la ACE[11], la Reforma Educativa presentada en 2012, integrada  al Pacto por México.

            Bajo el capitalismo ninguna conquista social puede ser eterna. Esto es, que en periodos más o menos de relativa prosperidad o estabilidad, la educación gratuita, el petróleo, la electricidad, pueden preservarse como bienes intocables. Pero en periodos de abierta ofensiva contra los trabajadores, de cinismo y de un proyecto pensado desde y para los empresarios, esas conquistas representan un enorme obstáculo. Por eso, pese a que la Constitución  no se respeta en México por los políticos, en 2008 representó un freno ante el primer intento de privatización del petróleo. Ahora, la constitución está ya despojada de toda funcionalidad para los trabajadores. Ya no representa un freno, sino la legalización del despojo.

            Los medios legales están agotados. La lucha no puede seguir siendo en el terreno de las ideas y la especulación, sino en las calles y en todos los espacios en que se encuentran los enemigos. Esa ha sido una de las premisas básicas de la CNTE, que han entendido a partir de su misma historia: las luchas no se ganan firmando leyes y aceptando acuerdos desde la burocracia, por el contrario, es necesario arrebatarle a los políticos y sus intelectuales las palabras y los espacios, presionar con plantones y movilizaciones que incumben a otros sectores de la sociedad además del magisterio. Eso representó y evidenció la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que la CNTE está más allá del ámbito gremial y, que debido a su misma estructura, puede funcionar como un aglutinador del descontento de la población harta de injusticias, y que vale más la autoorganización de la población que los medios legales.

Con el A B C
Con el A B C

La CNTE ha luchado por más de tres décadas contra enemigos fuertes en todos lados, desde los enemigos internos como los externos. Y no le ha sido para nada fácil. El camino y el contexto presente son aún más difíciles que etapas anteriores porque peligra no sólo la gratuidad de la educación, el petróleo, los derechos laborales, sino también su existencia como sindicato, como sucedió con la extinción de Luz y Fuerza del Centro y el durísimo golpe contra el Sindicato Mexicano de Electricistas.

Ahora bien, si la lucha de la CNTE y de los disidentes dentro del mismo SNTE es completamente derrotada, no sólo no habrá oposición, tampoco habrá referentes organizados defendiendo las últimas conquistas de la Revolución Mexicana. La lucha de la CNTE excede por mucho a la escuela y las universidades y se inserta en un intento abierto y descarado por privatizar la educación. La Coordinadora se erige a la cabeza de la lucha contra la eliminación de la educación pública y gratuita. Luchar junto a ellos es una responsabilidad porque, de seguir avanzando, esas privatizaciones atentaran también contra la UNAM, el IPN y cualquier institución de educación pública. Entonces, ahora no se trata de solidaridad con los profesores, sino de la misma lucha, porque defender sus puestos de trabajo es defender la educación pública. Pese a que el contexto es desolador, las poblaciones prefieren las últimas salidas, las últimas alternativas antes que el suicidio.

[1] Perteneciente al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

[2] Gerardo Peláez Ramos, Diez años de luchas magisteriales (1979-1989), México, Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, 1999, 189 pp.; Enrique Ávila Carrillo, “Génesis y actualidad del sindicalismo magisterial”, Rebeldía, Año 2, núm. 17, marzo 2004, pp. 65-76. (Formato electrónico) http://revistarebeldia.org/revistas/numero17/08genesisyactualidad.pdf Consultado el 14 de mayo de 2014.

[3] Luis Hernández Navarro, “Maestros y nación. La CNTE a 32 años de vida”, El Cotidiano, núm. 168, julio-agosto 2011,  Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, México, pp. 47-60.

[4] Ídem.

[5]  Juan Bravo Zamudio, “El movimiento magisterial disidente de la CNTE como fuerza política al interior del SNTE”, Tesis de licenciatura en Sociología, México, Universidad Nacional Autónoma de México, ENEP-Acatlán, 1986, p. 186.

[6] Ídem.

[7] Por ejemplo, se pueden consultar los textos superficiales del reaccionario periodista Pablo Hiriart: “Chiapas se contagió de la crisis magisterial y se encuentra aún  peor que Oaxaca: está a un paso de la ingobernabilidad.” Y más adelante aclara con su cinismo peculiar, “Lo que hay en Chiapas es un movimiento violento, del que poco se ha informado.” Además del descrédito afirma la relación que existe entre la CNTE y el EZLN y el EPR, ¡pero claro! Todo eso son conjeturas que saca de su cabecita. Pablo Hiriart, “Chiapas, vuelven el EZLN y el EPR con la CNTE”, La Razón, 16 de octubre de 2013. En línea: http://razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=192560 Consultado el  14 de mayo de2014.

[8] Es necesario aclarar que la Secretaría de Educación Pública, es la encargada de hacer los planes y programas de estudio en conjunto con el ejecutivo federal para la educación preescolar, primaria, secundaria y normal. En este sentido, el sindicato no tiene responsabilidades en cuanto a los programas. La CNTE ha realizado múltiples proyectos educativos que no han sido tomados en cuenta.

[9] Por ejemplo: “El Estado garantizará la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos. (Adicionado mediante Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 26 de febrero de 2013)” Artículo 3° en: Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, http://info4.juridicas.unam.mx/ijure/tcfed/9.htm Consultado el 14 de mayo de 2014.

[10] Reforma Integral a la Educación Media Superior

[11] Alianza por la Calidad de la Educación.

También puede gustarte...