Análisis político,Revolución Rusa, número 26

La Nueva Política Económica (NEP), parteaguas del proceso revolucionario en Rusia.

Por Alejandra Ramírez

“La Revolución bolchevique no fue a la zaga de su prototipo; nunca como entonces se rechazó con tanta violencia y de manera tan radical la herencia del pasado; nunca como entonces se pregonó tan rotundamente la universalidad de una idea; en ninguna otra revolución anterior pareció tan absoluta la ruptura con la continuidad.” E.H. Carr; El socialismo en un solo país 1924-1926.

La Revolución Rusa fue uno de los sucesos históricos más importantes del siglo XX; la cantidad de interpretaciones y análisis que se han realizado a partir de dicho proceso son ya incontables; empero, lo que realmente importa no es la cantidad, sino desde qué postura se presentan dichas interpretaciones y análisis, es decir, desde qué posición de clase se están planteando. En ese sentido, las ciencias sociales han encabezado el estudio de la Revolución, desde diferentes temas: la política, el poder, el partido; la sociología, las masas; la economía, las relaciones de producción, los modelos de crecimiento, etc.

En ese sentido, en este ensayo se plantearán algunas cuestiones que consideramos fueron fundamentales para el proceso revolucionario, la economía soviética, y en particular, a la discusión del debate suscitado en el X Congreso del PC de Rusia[1], la aprobación de la Nueva Política Económica y la discusión, entorno al prolongamiento o sustitución del sistema de contingentación por el impuesto en especie.

A tres años de haberse instaurado el proletariado en el poder, la situación económica soviética había atravesado por una serie de circunstancias de diversa índole, fue por ello que el rumbo de la economía soviética no estuvo exento de discusiones dentro del Comité Central del Partido Comunista de Rusia (PC), pues, las formas de ver y entender el proceso revolucionario ruso, tuvo su expresión también, en el terreno económico.

Análisis concreto de la situación concreta

Las condiciones por las que atravesaban tanto el proletariado y sobre todo los campesinos fueron sobre manera adversas, implicaron una serie de sacrificios del pueblo ruso, por ejemplo, la falta de alimentos que propiciaba hambrunas, fue una de las situaciones más complicadas, pero no la única.

Era materialmente imposible seguir soportando las indecibles calamidades y privaciones que abrumaron a gran parte de la población a lo largo de cuatro o cinco años. Psicológicamente, también resultaba imposible mantener al rojo vivo la fe y el entusiasmo que se necesitaban para considerar que el torbellino y el horror eran síntomas gratos, como los dolores de parto del mundo del futuro. El proceso que entre 1921 y 1924 se desvió de los programas políticos a la rutina de la vida diaria, de la teoría iconoclasta a la práctica tradicional, de la revolución a la organización, del utopismo visionario al realismo más duro, del internacionalismo que no conocía fronteras al cálculo astuto de los intereses nacionales de la URSS, afectó a casi todos los aspectos de la vida y del pensamiento soviéticos. En los asuntos públicos se registró un desplazamiento desde la aventura a la administración, desde los proyectos revolucionarios radicales a la ejecución meticulosa de las decisiones tomadas día a día.[2]

Antes de continuar con el análisis de las condiciones del pueblo ruso, es importante mencionar que Rusia había afrontado la guerra en dos niveles diferentes: Primero, la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que finalizaría tras la firma del tratado de Brest Litovsk con Alemania.

Segundo, la Guerra Civil (1917-1922), enfrentamiento con el ejército blanco cuyas fuerzas representaban a la contrarrevolución (la alianza con las viejas fuerzas militares del zar y del derrocado gobierno provisional encabezado por Kérenski).

En términos muy generales, podemos situar el contexto bajo el cual se estableció la política económica denominada Comunismo de Guerra (1918-1921), el cual, buscaba, entre otras cuestiones, continuar con el avance del proceso revolucionario. En primer lugar, asegurar un mínimo de producción para mantener a flote tanto al ejército como a la población. Para ello, se implementó el sistema de contigentación, el cual controlaba el excedente de los productos agrícolas e implementaba la racionalización productos estratégicos como el trigo. También se llevó a cabo una importante nacionalización de medios de producción (de grandes fábricas e industrias y también de grandes extensiones de tierra).

Aunado a las dificultadas propias de la guerra, otra importante cuestión a tomar en cuenta era la propia formación social de este país. En la Rusia revolucionaria la inmensa mayoría de la población estaba conformada de pequeños productores agrícolas; una minoría de obreros industriales y aún prevalecían ciertos sectores de la burguesía.

Estas características de la formación social rusa, es decir, tener una población en la que la mayoría son pequeños productores agrícolas, en donde tu técnica y tecnología de producción son casi rudimentarias; plantean condiciones <<desfavorables>> (más adelante se explica esto)  si se compara, por ejemplo, a las condiciones materiales bajo las que se encontraba el proletariado en las economías más industrializadas para esos momentos (Inglaterra y Alemania), cuyo grado de formación política e ideológica era cuantitativamente mayor respecto a Rusia.

Ante esta situación, Lenin planteaba lo siguiente:

Sabemos que sólo el acuerdo con el campesinado puede salvar la revolución socialista en Rusia, en tanto que no estalle la revolución en otros países. Así es cómo tenemos que hablar, sin rodeos, en todas las asambleas, en toda la prensa…

En todo caso no debemos tratar de ocultar nada, sino decir francamente que el campesinado está descontento de la forma de relaciones establecidas entre él y nosotros, que no quiere esa forma de relaciones y que no está dispuesto a seguir así. Esto es indiscutible.[3]

Teniendo un panorama muy general de la situación concreta de Rusia y de las dificultades económicas, políticas y militares del proceso revolucionario, podremos ahora sí centrarnos en discusión que se generó respecto a los planteamientos de la Nueva Política Económica, NEP[4].

Como se planteó antes, la implementación el Comunismo de Guerra generó una serie de contradicciones; aunque hay que aclarar que esta medida se ciñó a un momento histórico y a una situación muy particular que fue la guerra civil, y por ende, ayudaron a enfrentar dichas situaciones, estas contradicciones se expresaron con mayor contundencia entre los campesinos y que no hay que perder de vista, eran la mayoría de la población. Lenin plantea lo siguiente:

Si para establecer un acuerdo con los campesinos, se vuelve necesario darle ciertas concesiones y reestablecer mecanismos propios del modo de producción capitalista; dadas las condiciones, se tendrían que hacer.

¿Podemos dar satisfacción a estos campesinos medios como tales, con sus peculiaridades económicas, con sus raíces económicas? Si algún comunista ha soñado con que en tres años se puede transformar la base económica, las raíces económicas de la pequeña economía agrícola, es, naturalmente, un visionario. No hay que ocultar que entre nosotros existían no pocos de estos soñadores. Y nada hay de extraordinariamente malo en ello.

¿Cómo se podía haber empezado la revolución socialista en un país como el nuestro sin fantaseadores? Como es lógico, la práctica ha demostrado el formidable papel que pueden desempeñar los experimentos y las iniciativas de toda índole en orden al cultivo colectivo de la tierra. Pero en la práctica ha demostrado también que estos experimentos, como tales, han jugado asimismo un papel negativo, en los casos en que personas movidas de las mejores intenciones y deseos han ido al campo a organizar comunas, colectividades, sin saber llevar la economía, porque carecían de experiencia de cultivo colectivo. La experiencia de estas haciendas colectivas no muestra sino un ejemplo de cómo no se debe llevar una hacienda: los campesinos de los contornos se ríen o se regocijan.[5]

Del planteamiento anterior se desprende el cuestionamiento, ¿cómo satisfacer las necesidades de estos pequeños productores agrícolas? El agricultor medio, que comerciaba con su excedente y obtenía una ganancia, previo al inicio del proceso revolucionario, espera que esa situación anterior se reestablezca. Espera, por tanto, dos cosas; primero, libertad de intercambio de mercancías; segundo, facilitar todo tipo de mercancías y productos. Pues, como bien plantea Lenin, ¿qué sentido puede tener la libertad de intercambio (para el pequeño y mediano productor), si no hay mercancías que cambiar, y la libertad de comercio, ¿si no hay con qué comerciar?

Sin embargo, “de esa libertad de comercio se desprende necesariamente la división del productor de mercancías en el dueño del capital y el dueño de la mano de obra, la división en capitalista y obreros asalariados, es decir, la reconstitución de la esclavitud asalariada capitalista, que no cae del cielo, sino que surge en todo el mundo precisamente de la economía agrícola mercantil.”[6] Esto necesariamente plantea una contradicción; si en Rusia, hace apenas unos años, el proletariado se hizo del poder del Estado, ¿cómo es posible que se plantee reestablecer “la esclavitud asalariada” de tipo capitalista? ¿Es posible esto?, Lenin planteaba lo siguiente:

Es posible, porque el quid (meollo) está en hacer las cosas con medida. Si pudiésemos obtener, aunque sólo fuera una pequeña cantidad de mercancías y retenerlas en manos del Estado, en manos del proletariado, dueño del poder político, y ponerlas en circulación, nosotros, como Estado, añadiríamos a nuestro poder político el poder económico. La puesta en circulación de estas mercancías reanimaría la pequeña economía agrícola, que ahora atraviesa un estado de terrible estancamiento por el efecto nocivo de las duras condiciones de la guerra, la ruina y la imposibilidad de propulsar la pequeña producción en el campo.[7]

Lenin sabía que los productores agrícolas requerían de incentivos, de estímulos y en ese sentido, es que plantea la factibilidad de incentivar la generación de ganancias; restableciendo las transacciones económicas, con las cuales también el Estado podría ir paliando las dificultades que conlleva la producción industrial.

Reconoce también los excesos que se cometieron producto de la euforia revolucionaria, tales como la descontrolada nacionalización de las industrias y la desmonetización de la economía; excesos que cobraron partida, por la falta de condiciones, por ejemplo, en la administración del proceso productivo.

Lo que impera en el fondo de dichos planteamientos, es una interpretación del socialismo, entendido como un periodo de transformaciones, en diferentes niveles y grados, que implica tiempo, trabajo y una constante lucha de clases.

…Ningún comunista ha negado tampoco, a mi parecer, que la expresión “República Socialista Soviética” significa la decisión del Poder de los Soviets de llevar a cabo la transición al socialismo, más en modo alguno el reconocimiento del nuevo régimen económico como socialista.

Sin embargo, ¿qué significa la palabra transición?, ¿no significará, aplicada a la economía, que en el régimen actual existen elementos, partículas, pedacitos tanto de capitalismo como de socialismo? Todos reconocen que sí. Mas no todos, al reconocer eso, se paran a pensar qué elementos de los diversos tipos de economía social existen en Rusia. Y en eso está todo el meollo de la cuestión.

Enumeraremos esos elementos:

  • Economía campesina patriarcal, es decir, natural en grado considerable;

  • Pequeña producción mercantil (en ella figura la mayoría de los campesinos que venden cereales);

  • Capitalismo privado;

  • Capitalismo de Estado;[8]

En la formación social rusa los elementos que predominaban entonces, eran los pequeños productores agrícolas aunado a los otros elementos.

Es entonces, con los puntos expuestos con anterioridad cuando cobra sentido la propuesta de la NEP implantar el Capitalismo de Estado. Entiéndase por Capitalismo de Estado como un proceso mediante el cual, el proletariado en el poder se hace de las condiciones materiales para poder arribar al socialismo, pues el “socialismo es inconcebible sin la gran técnica capitalista” sin el desarrollo de las fuerzas productivas.

Mercado soviético del periodo de la NEP (1921). Fuente: http://soviethistory.msu.edu

Derivado de este planteamiento surgieron una serie de posturas que se oponían ya fuera por su incapacidad de entender la realidad objetiva por la que atravesaba la Revolución Rusa en esos momentos, ya fuera por una desviación en un sentido muy purista (lineal) de los principios marxistas o ya fuera con el ánimo de boicotear el avance del proceso y su continuidad.

Por ejemplo, la postura de Bujarin respecto a cómo afrontar y solucionar el problema de ¿qué hacer con la burguesía? Planteaba, siguiendo a Marx que la solución era la indemnización de estos, pues Marx en su momento llegó a plantear que, en determinadas condiciones, lo más conveniente para la clase obrera sería “deshacerse por dinero de toda esa cuadrilla”[9]. Pero sería un error hacer abstracción del momento histórico concreto en que se realizaron estos planteamientos, la situación por la que atravesaba el proletariado en Inglaterra de los años 70 del siglo XIX; que no tienen qué ver con las condiciones de la realidad del proletariado ruso.

Aunque la cuestión residía en que “el proletariado de Rusia, va delante de cualquier Inglaterra y de cualquier Alemania, por el régimen político, por la fuerza del poder político de los obreros y al mismo tiempo vamos detrás de la organización de organización de un buen capitalismo de Estado al nivel cultural y al grado de preparación de la producción material para “implementar” el socialismo.”[10]

Pero también hay que tener cuidado de otra malinterpretación que se puede desprender de lo anterior, y es que, no se puede tampoco decir con lo expuesto que, puesto que se reconoce la disconformidad del nuestras “fuerzas” económicas y nuestras fuerzas políticas “por consiguiente” no se debía haber tomado el poder.

De lo que se trata entonces, es de tener claridad de las condiciones objetivas y subjetivas con las que se cuenta, y en base a ello, plantear soluciones posibles, discutirlas y aprobarlas. Y en ese sentido, por un lado,  la cuestión de la alianza con el campesinado  era necesaria y estratégica para continuar con el avance del proceso revolucionario; por otra parte,  el propio capitalismo de Estado implicaba  un avance para la clase obrera, pues, “después de aprender a proteger el orden estatal frente a la anarquía de la pequeña propiedad, después de aprender a organizar la producción en gran escala, en escala de todo el país, sobre la base del capitalismo de Estado, tendrá entonces en las manos, todos los triunfos, y el afianzamiento del socialismo estará asegurado”[11].

A manera de conclusión

El resultado de esta discusión terminó con la aprobación de la Nueva Política Económica, sin embargo, aunque en el terreno teórico las propuestas ahí esbozadas fueron un importante avance en el proceso revolucionario, en el terreno práctico los resultados no se llevaron a fondo, las malas interpretaciones y desviaciones de estos planteamientos estuvieron a la orden del día una vez que la figura de Lenin dentro del CC del PCR fue perdiendo presencia, a pesar de que había bolcheviques que reivindicaban y continuaron luchando por defender estos planteamientos, las contradicciones se tornaban cada vez más antagónicas.

Rescatar estas discusiones, ponerlas sobre la mesa a 100 años de que se inició el proceso revolucionario en Rusia, es una labor necesaria y urgente para todos aquellos que reconocemos la trascendencia de la Revolución Rusa, la trascendencia de los aportes de Lenin para con el marxismo.

[1] Reunido del 8 al 16 de marzo de 1921 en Moscú. En dicha reunión se discutieron una serie d temas centrales como, la sustitución del sistema de contingentación por el impuesto en especie, la unidad del partido, la desviación anarcosindicalista y otras cuestiones. En, V.Lenin, Obras Escogidas, tomo III, Progreso, Moscú, 1961.

[2] E.H. Carr, El Socialismo en un solo país, 1924-1926; Alianza editorial, España, 1970; p. 34.

[3] Vladimir, Lenin; Sobre el Plan Económico Único, X Congreso del PCR, en Obras Escogidas, tomo III; Edit. Progreso; Moscú; 1961.

[4] La NEP es una propuesta de política económica impulsada por Lenin durante el X Congreso del CC, dicha política económica buscaba, entre otras cosas, solucionar toda una serie de contradicciones resultado de la anterior política económica, es decir del Comunismo de Guerra. Las contradicciones que más preocupaban a Lenin eran las referentes a la situación del campesinado por lo que el énfasis en dar solución y ciertas concesiones al campesinado con el fin de mejorar su situación y poder entonces, establecer alianzas con este sector.

[5] Ibíd.

[6] Ibíd.

[7] Ibíd.

[8] Ibíd.

[9] F.Engels, «El problema campesino en Francia y en Alemania»; véase en C.Marx y F. Engels, Obras escogidas, tomo II.

[10] V. Lenin…

[11] Ibíd.

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