Contruyendo poesía,Gentrificación, espacio público y desplazamiento, número 22

Plegaria de los ausentes

Carlos Acosta (Colombia)

 

Tengo dividida la palabra y el latido.

 

El dolor asciende como incienso

hasta la loza de la angustia.

Entre socavones de muerte

ciñen la vida.

En sutil agonía surge la magia del ocaso.

Arreboles improvisan un telón

de sombras y entre los escombros

mis ojos se fijan en el infinito asfalto.

 

Asfalto oscuro asfalto,

la hora del perfume no existe.

Sombra que suprime la luz y silencia los confines,

sobre tu fósil superficie las piedras son paso al

indomable destino.

 

Tras el castigo del veneno mercurial

bocas infinitas repiten

el inaudible quejido del gen.

Alfabetos espirales inventan universos

y ante mi ceguera se mutan los cromas.

Anónimos agonizan sin ilusiones.

Entre turbias aguas.

 

Asfalto universo asfalto,

has absorbido distancias de trigales

y sepultado la plegaria de los ausentes.

Asfalto demoledor asfalto,

detrás de los lirios está la gruta de los difuntos.

Legado entre el deseo y la nada.

Alargado sueño sin retorno.

 

Sucumbir a un tornado de polución,

sin regreso,

sin sombras,

ni quejidos.

De nuevo las máquinas repiten su trepidación

y dejan desgastados los oídos

del sol que dormito.

Cada rosa sacrifica sus espinas

Que con agudeza defienden.

El sagrado perfume de su cáliz.

 

Asfalto fábula que abarca la densidad de los epitafios.

Destierro al infinito, sin que un dedo señale el castigo,

y sin un beso que mitigue los labios.

 

Con el aliento quebrado profano el blanco papel,

quizá este sea mi último pecado.

La rutina aturde el día.

Es inútil el pulso del agua para regresar

a la vertiente de los espinos.

No importa que la oscuridad

engañe al silencio.

Si muerte digo, día a día muero.

Si día a día lloro, llanto he dicho.

Las palabras gravitan la existencia.

Preferible apaciguar el pensamiento,

así el destierro es llevadero

y moriré en secreto.

Asfalto oscuro asfalto,

de tanto esperar y beber el invierno,

asomé a la muerte

y a contraluz… la tétrica mujer volvió la espalda.

plegaria de los ausentes - ilustrador Héctor Mateo

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3 Comentarios

  1. Orlando Rafael Ospino Herrera. dice:

    Exelente.

    1. Carlos Acosta dice:

      Gracias Orlando Rafael, por haber entrado a la página de la revista y comentar sobre mi poema «PLEGARIA DE LOS AUSENTES».

  2. Jaime Magnan Alabarce dice:

    Muy buen poema. Te atrapa desde el principio y el final no te deja para nada indiferente. ¡Felicitaciones!

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