Por Gilberto Arvizu Morales
Pon veinte años en una cápsula
media docena de encuentros
cuarenta y ocho caricias
un solo deseo que cuando lo consigas
no haya más que desear
y no tengas más que ser libre.
Coloca dos mentes enlazadas en una nube
un millón de latidos en sus niveles más bajos
el día que despertaste
con las palabras ya en tus labios
mientras seguías recorriendo tu laberinto.
Guarda esos instantes con cualquier etiqueta
aquel día bajo la lluvia con un par de naranjadas
y tres atardeceres más de una generosa primavera
un paseo entre álamos y pinos
y un solo poema
para apresurar el verano.
El poema se construye firme
al desplante del renchido,
con mezcla de lo vivido,
Se apelmaza con suspiros,
unos, por lo anhelado
otros, por lo cumplido.
Su diseño arquitectónico,
orientado correctamente,
para dar el confort
y el alivio seguro
a quienes lo habiten.
Me parece amigo mio
que ésta estructura
literaria, que haz construido
es cómoda y segura.
Excelente. Construir es maravilloso. Bien se percibe en este poema.Gracias por compartir.