Por Jorge Meneses
Mi padre me forjó
con la violencia de sus más tiernos años
para legar su arco y su espada
y preservar la tradición de sus antepasados bárbaros.
Yo tenía mucho miedo
pero me rebelé.
Crecí como pude.
Estirando mis ramas
los dedos se me llenaron
de nidos de pájaros multicolores
de paracaidistas que perdieron el rumbo y la fe
de cadáveres de aviones
de flores que trajo la primavera
De los bonobos
aprendí el lenguaje del amor
del viento
el silencio
del cielo
lo sacro
A mí
el dolor
me enseñó a mirar la luna
con los ojos de mi madre.
Hubo días malos.
Malísimos.
Pero también los hubo dichosos
cuando un papalote rompía las nubes
y dos enamorados trazaban en mi piel
la promesa de un amor duradero.
Padre
me rebelé
fui árbol en la guerra.