Mundo y otros desastres,¿Democracia en México?, número 29

Acerca del silencio

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Por Gladys Muñoz C.

A veces, quienes expresamos algunas ideas, emitimos algunas palabras, escribimos o alzamos la voz en defensa de nuestros ideales —libertad, democracia—, caemos en desgracia: nos convertimos en presas del acoso y la discriminación; nos volvemos anónimos, seres prescindibles y excluidos, condenados al aislamiento, a la muerte social y al silencio.

Como pensar no está prohibido, me sumo en cavilaciones, tan profundas como me lo permiten mis limitaciones intelectuales y mi naturaleza más bien callada. Constato que nunca dejaré de formarme una opinión personal sobre todo aquello que me interesa y está al alcance de mi entendimiento. Sólo espero tener el coraje  para defender mi derecho a expresarlas y compartirlas, si así lo estimo necesario.

A mi parecer, el silencio suele decir más que las palabras; creo, incluso, que el silencio se oculta, se refugia tras un muro de palabras. ¿Por qué? Pienso que hablamos y hablamos, no porque seamos seres superficiales, sino porque estamos acostumbrados a hablar (me refiero a lo poco que yo conozco) sin permitirnos un minuto de silencio porque éste nos obligaría a reflexionar juntos, ya sea sobre el tema mismo que nos reúne u otros que, aunque nos interesen, aunque los reflexionemos en solitario, no nos atrevemos a expresar frente a otras personas.

Fuente: https://lucidezheterogenea.org

También la palabrería se impone, porque estamos acostumbrados a conformarnos con la amistad de postiche, esa con que se pasa regio, se habla mucho, se ríe a mares, se copuchea (todo esto no es malo), pero donde la confianza no existe, por lo tanto, problemas que nos aquejan, temas que nos afectan a todos, traería mala onda conversarlos y los relegamos al silencio o simplemente los ignoramos, ocupados como estamos, bailando en nuestro perverso carnaval.

Otro punto es el desconocimiento y el no tomar consciencia de que somos seres libres que tenemos el derecho de exigir a un régimen que se dice democrático, que garantice el respeto a nuestras ideas y el derecho a expresarlas sin temores ni riesgo de represalias.

Guardar silencio pareciera ser más seguro, más prudente. Craso error. Casos hay en que si callamos, estamos otorgando a nuestros adversarios un supuesto permiso para  envilecernos y envilecer a los nuestros impunemente. El silencio permite abusar y ser abusado. El silencio ampara la negligencia y el crimen. El silencio es peligroso. La palabra, al igual que la verdad, nos hace libres.

 

 

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