A 50 años del 68, número 30,Contruyendo poesía

Cincuenta años atrás

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Por Luis Armando Torres García

Me imagino a una madre sonriendo en las noches,

peinando a su hija, contándole historias;

oír conmovida, al borde del llanto;

—Yo quiero de grande mostrar mi talento,

rifarme en el teatro y ser como tú.

 

Nunca se pudo.

 

Imagino a un padre llevando a su hijo

a ver el recinto que había diseñado;

diciéndole: —Mijo, yo soy arquitecto

y si un día lo fueras o cambias de aires,

no importa qué elijas, no importa qué seas.

Yo estoy para ti.

 

Nunca se pudo

 

Imagino a un hermano, cumplido y honrado,

chambeándole duro en una bodega

pa darle a la jefa el gasto que falta

y ver titulado, con bata, y curando

a aquel hermanito que tanto quería.

 

Y nunca se pudo.

 

Ahora imagino a estudiantes de ciencias,

de filos, de conta;

panteras y burros o águilas blancas,

repletos de ideas, de sueños abstractos;

creyendo que el fruto de varios desvelos

podría distinguir la patria que portan;

que el arte, la ciencia, su vida y esfuerzo,

harían de esta tierra un sitio mejor.

 

Pero nunca…

¡Nunca pasó!

 

La patria que amaron jamás los honró.

No hubo piedad.

No hubo algún tiento.

Siquiera una carta de póstuma pena.

Tan sólo una orden directa de fuego

y un acre recuerdo de hijos, hermanos y sueños ya muertos.

 

¡Cómo quieren que olvidemos!

 

 

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