Por I. J. Hernández
(Tenerife, España)
El fuego se aproximó a la casa del árbol
como el Demogorgon en el Mundo del Revés.
El poeta lloró con toda la fuerza de la naturaleza
pero las lágrimas no apagan incendios.
Con lo puesto
corrió en línea recta
y llegó a creer que la Tierra era plana.
Aterrizó en la ciudad
agitó sus alas
cayeron universos de hollín
y cuñas publicitarias.
Vio la carne envasada al vacío
vio a Dios
descargando aplicaciones
para tener más amigos
vio a los hijos de los hombres
matar a las madres de los hijos.
¡Joder!
El poeta estaba perdido
pesando al hombre-masa
en una báscula del Toysrus.
¡Qué coño!
Los poetas
o están perdidos
o se queman vivos.
Pensó en la caverna de Platón
mientras cruzaba un semáforo en rojo.
En las bocinas de los coches
descubrió el origen del secreto a voces.
Asistía a funerales para sentirse vivo
probó drogas blandas
y comida rápida.
En psiquiátricos
bailó canciones lentas
y se enamoró de la cantante
que estaba loca por vivir
en la casa del árbol.
Y en un abrir y cerrar de cartera
el poeta wasapeó su pobreza
porque no hay mal que por bien se vaya.
Quiso construir
en la gran manzana
una nueva casa del árbol
y le pidieron el oro y el moro
y seguro a todo o nada
y licencias firmadas por amigos
cercanos a lo ajeno.
Y pensó que quizá
haciendo un agujero en la tierra
sólo le pedirían los huesos.
Estaba dispuesto
a arrancarse la carne
para reconocerse por dentro.
Y de pronto
recordó a la cantante que estaba loca por sus huesos
¡Qué delicia si existiera la ciudad de los besos!
Y los hombres de negro sacaron sus armas
y el poeta escribió en sus traseros:
váyanse a la mierda
Poéticamente:
no regalaré mis vergüenzas óseas
a manadas topos y sabuesos.
No. No es no.
Se sentó en el banco de un parque
y contempló el edificio más alto.
Torres más grandes han caído, se dijo.
Y le dijeron (los hombres de negro):
No se preocupe Sr. poeta
en las cuevas acristaladas
hay salidas de emergencia
y ascensores
para confesarse
y antenas dirigidas
a otras vidas
trágicas, absurdas y aburridas
y vecinos que hablan
los unos de los otros
por mal de amores
más bien
de dolores.
Y en un cine en tres dimensiones
observó una escena de Mad Max, Furia en la carretera:
monstruosos extractores de leche
conectados a senos de película.
¿Qué diablos es este lugar?
The End.
Remake:
Regresó al incendio
utilizó la ceniza como tinta
se tatuó raíces en los meandros de las venas.
Y sembró semillas de versos
para ser árbol bosque silencio.
Cada día, me dejas más sorprendida. Eres mí héroe.A seguir así…..
Gracias, Dulce!! Me gusta que te guste!!