Por Abdiel Espinoza González
Con el clamor ahogado en el cuello
pretendo no morir esta noche
silenciosa de libertad
y botas negras danzantes
marcialmente por las calles y plazas
de una ciudad calladamente asediada.
La luz encendida no ilumina más
ni de noche ni de día
mudamente observo
pretendo obedecer mi consciencia
valorar mi vida
la de los míos
jugar al juglar con mis versos
granjearme algunas amistades
como tantos acostumbran.
En tiempos aciagos
de promesas incumplidas
y futuros inciertos
“No pasa nada”
“No sucede nada”
me dicen y repiten
quienes todavía hablan
pero no se puede morir a la vida
con pesada resignación
siempre
siempre.
La solemnidad de la amenaza y el puño
se marchitarán.
No hay poder o poderosos que no se vuelvan polvo
y sobre sus ruinas cantarán los niños
que no murieron…