Por Indira Ríos
(Honduras)
Ellas, censuradas de la historia oficial,
la amenaza incesante
para los carcelarios que han mutado
los dogales de la explotación
hasta hacerles parecer inocentes guirnaldas.
Ellas, las bombarderas de la noche,
las brujas nocturnas
socavando el pábulo
de inmundos gineceos
que idolatran la propiedad privada.
Ellas, las filósofas que rechazan
que sus vaginas sean argumento
de inferioridad y fundamento
para negar la humanidad.
Las que han incendiado manuscritos
que les llaman experimentos fallidos,
tan sólo alabados por quienes
lucran con una sangrienta desigualdad.
Las guerreras que perpetuaron las blasfemias
escribiéndolas con sangre;
escribiéndolas con sus vidas.
Ellas, las brujas cuyas palabras
no pudo quemar el fuego de la religiosa Inquisición,
las obreras calcinadas en Nueva York
alzando un Manifiesto que sobrevivió a las llamas.
¡Cuántas son! ¡Cuántas hogueras!
¡Cuántas piedras sobre sus indomables rebeldías!
Las putas, las brujas, las pecadoras, las malas mujeres
¡Cuánto miedo a su heroica firmeza!
Ustedes huestes soberbias,
guerreras con letras, palabras y pasos de acero.
¡Sí!
Son muchas constelaciones alumbrando nuestros pasos,
tan sólo nombraremos algunas estrellas
Ella:
Flora Tristán, aparece batiéndose,
desgarrando un papel que le nombra
como propiedad,
volviendo las vejaciones que pretenden naturalizar
una discusión política, una lucha de poder, una lucha de clases
alza su discurso escribiendo su clara protesta:
“Nosotras las parias, las proletarias de los proletarios,
¡Exigimos nuestra emancipación!
¡Exigimos la emancipación de la clase proletaria!”
Ella:
Virginia Woolf aparece entre sus letras
preguntando por la habitación propia
negada a las mujeres,
¿la suya?
Sí, la llenó con letras irreverentes.
Ataca un sinfín
de deformadas letras
que escriben una superioridad
que jamás ha existido.
Piensa en Shakespeare
¡Ah!
¡Cuánto dolor para la poetisa de esa misma época!
¡Cuántas frustraciones!
¡Cuánto dolor por tomar la pluma con sus labios!
¡Cuántos poemas firmados por un cruel anonimato!
Ella:
Clara Zetkin, la mujer al frente de la liberación,
la escritora subversiva, la lideresa, la organizadora,
la mujer encabezando la lucha política,
sí, la liberación de la mujer,
la liberación de la clase proletaria
es lucha de clases.
Ella:
Alejandra Kollontai
“El amor no es un asunto privado”
Desenmascara las falsedades burguesas
que hacen de amor y sufrimiento
inseparable binomio,
y un yugo asfixiante
para nuestra libertad.
Política con propuestas
que anularon tortuosas
cerraduras que reprimían
nuestras voces.
Soñadora rebelde.
Ella, semilla de la mujer nueva que anunciaba.
Ella
Simone de Beauvoir:
“No se nace mujer, se llega a serlo.”
Tu clara voz,
¡Claro que no!
¡Nunca fue cierto lo que dijeron!
La sumisión no es natural,
no somos el cuerpo de una cabeza ajena a la nuestra.
La mujer rota.
Sí,
¡Cuán rotas hemos estado!
Sí, necesitamos unirnos,
todas nuestras manos en la lucha
para unir los pedazos y abrir las alas.
Les miramos, les amamos,
paridoras de letras que desafiaron el tiempo,
paridoras de insurrección; guerreras, proletarias, filosofas, historiadoras,
políticas, intelectuales, analistas, escritoras, poetisas, doctoras, artistas,
revolucionarias; arquitectas de otro mundo.
Hoy, tomamos sus lágrimas, su dolor,
su coraje, su valentía, sus letras,
para correr hacia la emancipación que anhelaron,
para correr hacia la emancipación que anhelamos.