Por Enrique Herrera Arévalo
Es temor a lo inaudito
límite de comprensión
en ristre las llenas armas,
canalla el pelotón.
Fija la mira en punta
mancillando todo honor
del hombre y la bala,
la bala y dolor.
¡Ceguera vas de frente!
¡Escatima estas fechorías!
Líbrame con tu calor…
Hoy mi fusil va bajo,
mi intención en retroceso
y el hombre cae de postre.
Silencio en mi corazón.