Análisis político,¿Democracia en México?, número 29

Esperanzas equívocas

Por Judith Almonte Reyes

Hace unos días, mientras escuchaba el debate entre los aspirantes próximos a la candidatura presidencial de nuestro país, me percaté del gran circo que llevan a cabo cada uno de ellos: promesas insostenibles, una corrupción institucionalizada tangible; definitivamente considero que fueron bastantes los elementos tóxicos que han dado un claro ejemplo de que nuestro país está próximo al colapso desde la perspectiva social, económica, educativa y cultural.

Como mexicana estoy harta de tanta ridiculez por parte de los políticos, para los cuales sólo existe la sociedad cuando necesitan ese voto que los llevará a seguir viviendo plácidamente del pueblo, donde existe una carencia sorprendente de compromiso; no les importa el dolor de la población, el malestar de cada uno de los mexicanos, la pobreza con la cual se tiene que vivir cada día, luchar por apenas sobrevivir… una verdadera pena.

Una pregunta incesante es: ¿cómo hemos llegado a perder toda esperanza de tener un país mejor?

Vivimos en una dictadura, inmersos en una nula democracia -considero que desde 1920-; hemos estado sumidos en las fechorías de los gobernantes hasta la actualidad.

Con este gobierno es absurdo cómo en pleno siglo XXI sigue proliferando la impunidad, donde abundan sentimientos de vulnerabilidad e impotencia.

Queridos lectores, hagamos un recuento de las tragedias en nuestro país, a las cuales nuestros políticos no saben dar respuesta al reclamo de la ciudadanía: permisivos en cuestiones de seguridad, desapariciones, familias destrozadas por el dolor, pobreza extrema, donde la incertidumbre nos agobia, donde un mejor mañana es ilusorio, donde las promesas de estos candidatos son efímeras.

Lo anterior se relaciona con lo que menciona Juan Ramón de la Fuente en su libro La sociedad dolida, las locas ansias del poder o, lo que es lo mismo: “del arte mentir en la política”, una realidad que ha alcanzado dimensiones preocupantes. Y más adelante señala que el narcisismo de nuestros gobernantes los lleva a cometer una serie de atrocidades, son personas egocéntricas, que  prefieren ser admirados y temidos más que queridos.

La conclusión del libro de Juan Ramón de la Fuente  me llevó a pensar que nuestra sociedad está frenética, lastimada, con desconfianza, desde luego con argumentos sostenibles; los cuales, a través de la historia, nos llevan a un recuento de desolación y desesperanza ante las próximas elecciones por un México democrático, por un país libre, donde la corrupción no es tan lejana…

Seremos testigos, nuevamente, el próximo 1 de julio de la arbitrariedad que impera en nuestra nación.

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1 Comentario

  1. Flaco López pero No Obrador dice:

    El sentir de todo un país canalizado a través de sus letras.
    Espero que todos los lectores y nuestro pueblo reflexione antes de emitir su voto, que la desolación y la desesperanza no nos abrigue con la desconfianza … y que Dios nos agarré confesados.
    Excelente artículo, Felicidades!!

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